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Soy Cristina y afirmo que...
Si de algo yo sé... es de penas de amor!
Desde pequeña, nunca renuncié al deseo de encontrar un compañero, ese otro con el que además de compartir el afecto, también me desafiara a crecer juntos inventando el camino de la vida.
Para mi sorpresa a pesar de muchos logros que si fui consiguiendo en otros espacios, una y otra vez veía mi total incompetencia en materias de Amor. Sistemáticamente no lograba ser amada de la manera en que quería, más aún, sentía que no lograba siquiera ser realmente mirada. Así, mi biografía romántica estuvo llena de frustración, tristeza y por muchos años, desesperanza.
¿Cómo logré cambiar?
Claramente no fue mágico ni un proceso corto. No sucedió de la noche a la mañana. Fui descubriendo patrones, que si bien en su mayoría tenían origen en los misterios de mi infancia, se manifestaban en mi presente y desde un piloto automático, siempre actuaron, por años, saboteándome los sueños, alejándome del amor.
Fue una lucha difícil, de conciencia y de trabajo sistemático, aprendiendo a conectarme con todo aquello que me generaba felicidad, lo que me hacía brillar, lo que me hacía crecer. En síntesis, una historia de amor conmigo misma. Un viaje a mi interior.
Hoy miro hacia atrás y sé reconocer que sólo la sumatoria del dolor vivido una y otra vez, es la que asentó mi férrea voluntad de enfrentar todo lo que fuera necesario y, por primera vez en mi vida, tener la experiencia de ese Amor, tal cual lo soñé en mi infancia, tal cual como lo pedía mi corazón y que hoy construyo día a día.
Parte importante de ese proceso es lo que decidí volcar en mis Talleres para Solteras, Separadas o simplemente para mujeres Solas, de manera de poner al servicio de tantas Otras mi propio testimonio, que demuestra que es posible cambiar, que cada mujer puede lograr el tipo de relación con la que soñó y que, para ello, el punto de partida es el tipo de relación con nosotras mismas.
Si de algo yo sé, es de penas de amor!... Ahora también sé de Amor.
Soy Favia Arnello...
Al igual que muchas mujeres, crecí con la idea de casarme…alrededor de los 25 años, tener 3 hijos, casa, piscina y perro incluido…
Con el pasar de los años y opuesto a ese sueño, me vi en una dinámica en donde me involucraba profundamente en relaciones sin destino, que a pesar de ponerle empeño, al tiempo y sin respuesta se terminaban. Sintiéndome un poco resignada, fui asumiendo esta mecánica como algo propio. Dada mi personalidad y mi forma de ser, entendí que así serían mis relaciones amorosas.
Quizá fueron las pocas herramientas con las que crecí o mis referentes infantiles, lo que me hizo aceptar estas reglas del juego… y lo que hice fue paliarlo con lo que si sabía hacer, con lo que sí podía controlar: mi dominio en el trabajo. Me focalicé rotundamente en eso y por años se convirtió en mi refugio, en mi sentido principal de vida. Esta decisión desde lo inconsciente, en gran medida me convirtió en la mujer que soy, empoderada, eficiente, decidida y práctica.
Revisando mi pasado y la sumatoria de quiebres y dolores, me llevó a tocar fondo, a detenerme y tomar conciencia de mi vida. Revaluar mis opciones y ver que en definitiva había un mundo de cosas que sí podía abordar y de hacerme cargo. Es así que pude trabajar mi auto-estima, generar una mirada positiva de mí, de mis logros y así aprender que sí puedo Elegir, escoger tener el tipo de relación que quiero, que me merezco.
Fue así como hace 8 años, mágicamente y literalmente en la mitad de un bosque en el norte del Estado de Nueva York, conocí a un hombre sacado de un libro de cuentos. Un verdadero guardabosques… Y claro, no ha sido fácil, la brecha no sólo de cultura, la distancia y hasta los estilos de vida que empuja por separarnos. Y a pesar de los abismos, aun seguimos juntos, aprendiendo cada día a buscar la manera de quedarnos con lo que nos une y no con lo que nos separa.
Tomar esta relación como la metáfora de mi vida, en donde diariamente decido Elegir en Quien Quiero Ser y cómo Quiero Ser Amada. Desde ahí, y entendiendo los costos que toda relación conlleva, hacer foco en el regalo, en la alegría de amar, de disfrutar y compartir juntos.
Esta es mi historia, y es la razón por la que me dedico a mostrar que Si se puede cambiar.
Que Si se puede Amar tal como soñamos ser Amadas.